Una de las mejores maneras de dormir a tu hijo o de prepararlo para que duerma bienes leerle un cuento. En primer lugar, es un momento de relajación que te permite encontrarte en un lugar tranquilo con tu hijo, acurrucados juntos con la manta, un momento de mimos que es muy apreciado tanto por los niños como por los padres. Todos recordamos los tiernos momentos en los que nuestros padres nos leían un cuento antes de dormir y, en principio, nos gusta reproducir esos momentos con nuestros propios hijos.

Leer un cuento a tu hijo estimula su imaginación y le permite evadirse en un mundo imaginario mientras lee. Además, familiarizar a los niños con los libros desde una edad temprana contribuye a inculcarles el gusto por la lectura.

Para los niños pequeños, lo mejor es elegir cuentos cortos y libros animados para que los bebés puedan manipular y descubrir diferentes materiales, o escuchar "juguetes chirriantes" y ruidos divertidos.

Cuando el bebé empieza a hablar, los libros ilustrados son perfectos. Estos libros sencillos, con una imagen por página, permiten al niño reconocer los objetos y practicar sus nombres.

Alrededor de los 2 años, puedes optar por los cuentos, pero elige unos relativamente cortos porque a esa edad quieren saber el final de la historia antes de irse a dormir.

Cuando tu hijo sea mayor (en torno a los 4-5 años) puedes optar por historias más largas leyendo un capítulo por noche, ¡con suerte tu pequeño querrá irse a la cama para descubrir el resto de la historia!

Cuando tu hijo entre en el primer grado y tenga la edad suficiente para aprender a leer, no le digas "ahora ya sabes leer, así que lee tú solo", aprovecha la oportunidad de leer juntos, hazle leer los pasajes más sencillos pero mantén este tierno momento con él.