Dormir con el bebé es una práctica bastante habitual, especialmente durante los primeros meses de vida del niño. Son muchas las razones por las que los padres quieren que su hijo duerma en su cama: dificultades para conciliar el sueño, despertares nocturnos, cólicos y, sobre todo... ¡ansiedad de los padres!

¿Debemos estar a favor o en contra de esta práctica? Es difícil decidirse, pero hay que tener en cuenta algunos puntos importantes:

Seguridad: hacer que un recién nacido duerma en la cama de los padres es peligroso. Este gran espacio no está en absoluto adaptado a los bebés, el riesgo de asfixia y de caída está siempre presente. Además, suele pasar demasiado calor envuelto entre sus padres bajo el edredón. Para garantizar un codo seguro, opta por una cuna de codo que pueda fijarse a la cama de los padres. Elige un colchón del mismo tamaño que la cuna y, al igual que en una cama convencional, limita los peluches a una peluche.

El sueño del niño: en las primeras semanas de su vida, dormir cerca del bebé le permitirá estar más tranquilo. También es muy práctico cuando la madre está amamantando, ya que tener a su bebé cerca le evita ir y venir a la habitación del niño. Pero muy rápidamente, el sueño del niño puede verse perturbado por los movimientos de sus padres e incluso simplemente por el sonido de su respiración.

La vida de la pareja: el hecho de dormir con el bebé repercute inevitablemente en la vida íntima de la pareja. Esto es una influencia negativa en lo que se refiere a hacer el amor en la cama, pero puede transformarse en una influencia positiva porque anima a la pareja a encontrar otros lugares para acurrucarse ;) !