En los últimos años ha aparecido en Francia una práctica ya conocida en otros países: hacer que el bebé duerma en tu cama, para que puedas estar más cerca de él y responder inmediatamente a sus necesidades cuando tenga hambre o llore. Para ello, los padres tienen dos soluciones: que el bebé duerma directamente en su cama o que lo haga en una cuna de codo. Ten cuidado, hacer que tu bebé duerma en su propia cama puede ser peligroso para el niño (riesgo de caída y asfixia). Uno de los principales inconvenientes del colecho es el mayor riesgo de muerte súbita que, según un estudio británico, se multiplica por 5 cuando el recién nacido comparte la cama de los padres.

Así que opta por una cuna de colecho, una cuna específica que se fija al lado de la cama de los padres y que te permite tener a tu bebé cerca de ti pero seguro en su propia cama. Elige un colchón adaptado a la cuna para que no haya espacio entre la cama y el colchón. Gracias a este sistema, el bebé no podrá caerse de la cama ni quedarse atrapado bajo el edredón.

Sea cual sea la cama que elijas, opta por ropa de cama de Algodón Orgánico con certificado Oekotex para proteger al bebé de tratamientos perjudiciales para su salud. Con un colchón natural y una ropa de cama sin tratamientos químicos, puedes garantizar a tu hijo un sueño más saludable.

Si optas por el colecho, tendrás que establecer en tu dormitorio las mismas normas que en la habitación del bebé, es decir

Una temperatura de alrededor de 18°C

Una habitación regularmente ventilada

No hay mascotas en la habitación

No hay televisión

El colecho tiene ciertas ventajas durante las primeras semanas del bebé:

La proximidad de los padres ayuda a tranquilizar al bebé, pero también a los padres ansiosos...

La lactancia materna es más fácil

Según algunos estudios, esta práctica mejora la calidad del sueño

Pero también algunas desventajas:

Cuando uno de vosotros está enfermo, tenéis que aislar al bebé

La falta de privacidad de la pareja...

En cualquier caso, el colecho no debe durar más allá de los 3 ó 4 meses, edad en la que el niño duerme toda la noche (¡en general!), y en la que puede dormir en su propia habitación. Es preferible acostumbrar al bebé a su habitación antes de los 8 meses, porque a esta edad todos los cambios de hábitos son mucho más difíciles...